Rosalía en México

Así fue el concierto de Rosalía en CDMX: entre el cansancio, la euforia, Dr. Simi y el aguachile |CRÓNICA

Rosalía atascó el Zócalo de la Ciudad de México durante su concierto gratuito. Un evento frente a más de 170 mil fanáticos que corearon sus grandes éxitos.
sábado, 29 de abril de 2023 · 01:35

Rosalía, hermana, ya eres mexicana!", "¡Rosalía, hermana, ya eres mexicana!", clamaron miles de fanáticos frente a la estrella del momento: la 'Motomami' número uno, la 'Diosalía', la 'Rosi,' 'mi chiquita', la 'verdadera y única reina', una artista de talla mundial que se inclinó ante la eufória, pasión y entusiasmo de México en uno de los eventos masivos más esperados de este 2023. 

Un día antes del concierto, con todo el escenario montado, decenas de capitalinos y algunos foráneos decidieron acampar detrás de las vallas que rodeaban el Zócalo capitalino. Con un poco de frío, pero muy bien preparados, la mayoría durmió sobre el suelo con unas cuantas cobijas encima, otros en casas de campaña, con chamarras y una que otra almohada. La adversidad y el clima no eran importantes, las sonrisas eran indispensables.

Para las 7:00 a.m. del viernes 28 de abril el cuerpo de seguridad de la Ciudad de México abrió los accesos. Con todo bien empacado y los ánimos bien puestos, los asistentes corrieron hasta la valla principal, una división que quedaba a tan sólo unos metros del gran escenario que la Jefa de Gobierno de la CDMX, la Dra. Claudia Sheinbaum, había colocado. Solo restaba esperar 13 horas y media, exactamente. 

El reloj y el clima no perdonaron a nadie. El sol de las 12:00 p.m. recaía sobre cientos de sombrillas de todas las formas y colores posibles, pero esa no era la verdadera distinción, sino el aguante. Con el maquillaje recién hecho, los outfits 'on point' y las pancartas listas, ni una misma ola de calor habría derrumbado la emoción de ver a Rosalía en vivo y completamente gratis

Con lentes oscuros alargados de relieves y figuras futuristas, tops y conjuntos al mero estilo de Bella Hadid portando un Mugler negro de telas transparentes y encajes remarcados, delineados rebeldes, cabellos de colores, 'tote bags' sobre el brazo, bucket hats, playeras con estampados alocados e inclusive body paintings con la 'M' de 'Motomami' o el nombre de Rosalía, los asistentes hicieron de la plancha del Zócalo una verdadera pasarela. 

No eran ni las 4:00 p.m. cuando las bocinas comenzaron a resonar su música de fondo. Desde 'White Ferrari' de Frank Ocean hasta 'Como La Flor' de Selena y 'Ella Baila Sola' de Eslabón Armado y Peso Pluma, estos temas solo eclipsaron la fatiga, el dolor de pies, el sol directo sobre el rostro y el calor avasallador. 

Los más jóvenes, quienes en su mayoría apartaron su lugar al recostarse o sentarse sobre el suelo, acompañaron el momento con algún tentempié o bocadillo. Entre sillas plegables y uno que otro asiento traido directamente desde la sala de una casa, la mismas madres de los más pequeños yacían sentadas, algunas hasta con un cuarto de jamón de pavo en mano y una bolsa 'retacada' de cuernitos recién comprados en la panadería. 

Vendedores ambulantes con paletas, dulces, agua y hasta alcohol de contrabando pasaban frente a los fans de Rosalía mientras se alargaba la espera. Muchos otros, y con el ingenio mexicano como insignia, aprovecharon para vender cualquier tipo de souvenir que se pudiera imaginar: llaveros, playeras, chamarras, tazas, vasos, plumas, cangureras, pulseras, bandanas, anillos y mucho más. 

"Se ve muy poca gente aún", dijo una fan con el logotipo de 'Motomami' pintado con delineador rojo sobre todo el rostro. A las 5:00 p.m., el aforo no parecía complacer la expectativa de los asistentes. "Debe ser porque muchos no salen de trabajar todavía", respondió alguien alrededor. Pero todo eso cambió en cuestión de minutos. 

El astro mayor caía sobre en el horizonte justo frente a los ojos de los chilangos. Aún faltaban casi dos horas para la llegada de Rosalía y nadie quería sumirse en la espera. Las risas, las pláticas y el canto eran medicina. 

Los ingenieros de sonido, asistentes de producción y todo el equipo dentro y fuera del escenario parecía tomar su lugar para afinar los últimos detalles. 

Entre canticos, gritos y coros improvisados, las dos horas se esfumaron. Alrededor de las 8:30 p.m., las pantallas y las canciones de fondo parecían más un martirio para los fanáticos, quienes abucheaban a los sonidistas por no tener más temas en su repertorio. Pero ya nada importaba, la Rosalía estaba a unos cuantos minutos de arrancar. 

Luces afuera y los gritos se acumularon en uno solo. Desde las calles aledañas, donde otros miles de oyentes presenciaban el concierto con grandes pantallas, el bullicio era incalculable. Los bailarines tomaron posición y los graves de los parlantes rutumbaron en el pecho de todos. El sonido de una moto rugía en lo más alto y Rosalía tomó el micrófono. "Saoko papi, Saoko... ¡Chica qué dices!". Hasta los más despistados y los colados se sabían aquella frase.

Rosalía comenzó con el concierto. El baile, los brincos y los gritos desgarradores inundaron a la audiencia. Un mar de celulares retacó el Zócalo, una maldición para los de pequeña estatura y ninguna molestia para los de 1.90 m. Al sonar de 'Bizcochito' los más atrabancados copiaron la coreografía; en 'La Fama', la sensualidad de la misma 'Diosalía'. 

"Me siento muy, muy agradecida", dijo la catalana frente a más de 170 mil almas congregadas. "Esta noche es para celebrar, pa' gozar". Y todos hicieron caso. 

'De Aquí No Sales', 'La Noche de a Noche' y 'Linda' ft. Tokischa retumbaron en los oídos de los admiradores. El Dr. Simi hizo su aparición sobre el escenario y la estrella agradeció nuevamente. "Este va para mi colección", aseguró Rosalía. "Neta, qué linda es", dijo otro seguidor. 

Algunos creyeron que las letras de la artista europea eran poco entendibles, pero los fans demostraron totalmente lo contrario al corear todas y cada una de sus palabras. 'Diablo', 'Despechá', 'LLYLM' y 'Blinding Lights' también formaron parte del set. 

"Estoy muy agradecida por todo el cariño que me habéis dado desde el inicio de mi carrera", comentó Rosalía, quien además declaró que mucha de la música mexicana le sirvió como inspiración dentro sus procesos creativos, para después interpretar 'La Llorona' a cappella. 

'Motomami', 'La Combi Versace', 'Con Altura' y dos de sus más recientes lanzamientos 'Beso' y 'Vampiro', compuestas junto a su pareja Rauw Alejandro, terminaron por sacar hasta el último grito de los devotos. 

Las lágrimas corrieron durante la interpretación del cover 'Heroe' de Enrique Iglesias, mientras el juego de cámaras en las enormes pantallas del escenario enfocaban el rostro de Rosalía, la misma que tras más de ocho coreografías completas y el sudor en su rostro jamás titubeó vocalmente. "Y guapa, y guapa, y guapa, guapa, guapa. Y reina, y reina, y reina, reina, reina", gritaron los asistentes.

Los fans recordaron el amor de la española por el 'aguachile', un platillo de mariscos frescos que probó durantre su última visita a México para el Festival Ceremonia. Después de que Rosalía incidió sobre su cariño por esta receta y la comida mexicana en general, "tengo mucha hambre", informó a todos sus seguidores. Algunos reían y otros gritaban sin parar. "Yo también", gritó alguien más.

Tras cerrar con 'Malamente', 'Chiken Teriyaki' y 'CUUUUuuuuuute', el dolor en los pies regresó como si no hubiera estado ahí por más de una hora. Algunos en hombros, otros en mal estado, pero todos probaron del verdadero poder de Rosalía. "10 de 10", calificaron sin más ni menos. 

Todos querían dos cosas al final del concierto: más de Rosalía y un plato de aguachile.