Conoce al pez robot capaz de recolectar los micro plásticos del mar

Científicos de la Universidad de Sichuan han encontrado una solución para la localización y extracción de microplásticos en el mar; un pez-robot capaz de nadar, autorrepararse y absorber el material contaminante dentro de su cuerpo blando y flexible. 

Este pez biónico es capaz de trasladarse de un lado a otro gracias a un sistema de láser de luz adherido a su cola. Mide 13 mm de largo y puede nadar o aletear a una velocidad de 30 mm por segundo, similar al movimiento de plancton en el agua. 

Su cuerpo está hecho con un material regenerable en caso de cortarse o dañarse a lo largo de su expedición. Los expertos se basaron en uno de los materiales que más perduran en el mar: el nácar. Una sustancia orgánico-inorgánica también conocida como madreperla, brillante e iridiscente que se encuentra comúnmente en el revestimiento interior de las conchas de almeja. Fue así como los científicos crearon un material similar para la creación de este pez robot. 

El revestimiento del prototipo tiene capacidades regenerativas, menciona Yuyan Wang, investigadora del Instituto de Investigación de Polímeros de la Universidad de Sichuan. El pez puede curarse hasta en un 89% de su capacidad y seguir absorbiendo el material contaminante. Es elástico, flexible y capaz de arrastrar hasta 5 kg de peso, afirma el estudio. 

Su capacidad de absorción se debe a que los tintes orgánicos, antibióticos, y metales pesados contenidos en los microplásticos, poseen fuertes enlaces químicos e interacciones electrostáticas con los materiales del pez. De esta manera el microplástico se adhiere a su superficie. 

Esta “prueba de concepto” sólo funciona en la superficie del agua, por lo que aún se trabaja para la creación de un prototipo mucho más avanzado que pueda sumergirse a mayor profundidad y que sea más complejo, señala Wang. 

¿Cuál es el impacto de los microplásticos? 

La cantidad de plástico generado por los seres humanos equivale a 8.300 millones de toneladas métricas, la cantidad suficiente para cubrir a toda Argentina con este polímero. Afirma el estudio Production, use, and fate of all plastics ever made, realizado en 2017 por la Universidad de California en Santa Bárbara, la Universidad de Georgia y la Sea Education Association.

La mayor parte de este plástico no termina en un bote de basura o en los vertederos locales, sino en los ecosistemas del medio ambiente. Lo que provoca su degradación, ya sea en mares, océanos, bosques, ríos, etc, y lo convierte en diminutas partículas menores a 5 milímetros de largo, mejor conocidas como microplásticos. 

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) afirmó en 2016 que estas partículas son ingeridas por más de 800 especies; peces, crustáceos y moluscos en el mar, desde el plancton hasta las ballenas. Por ende, el ser humano podría ingerir hasta 11 mil partículas de plástico al año solo comiendo mariscos, según investigadores de la Universidad John Hopkins en Estados Unidos. 

Los microplásticos también pueden encontrarse en lugares como:

• Sal de mesa: Un estudio de Greenpeace y la Universidad Nacional de Incheon (Corea del Sur) concluyó que el 90% de las marcas de sal contenían este contaminante. 
• Agua del grifo
• Alimentos procesados o empaquetados, entre otros.