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Aprende a cultivar jengibre paso y paso y conoce todo acerca de esta raíz milagrosa
Aprende a cultivar jengibre y conoce todo el proceso paso a paso, ingredientes para la siembra, la mejor época para hacerlo, periodo de crecimiento, propiedades, usos y maneras de conservación.El jengibre es una planta muy apreciada por sus múltiples beneficios para la salud y el sabor que aporta a las comidas. Además, es muy fácil de cultivar en casa, siguiendo unos sencillos pasos. Descubre cómo hacerlo, qué se necesitas, cuándo es el mejor momento, cuánto tiempo tarda en crecer y qué propiedades y usos tiene el jengibre.
¿Qué es el jengibre y para qué sirve?
El jengibre (Zingiber officinale) es una planta herbácea perenne que pertenece a la familia de las zingiberáceas, la misma que el cardamomo o la cúrcuma. Su parte más utilizada es el rizoma, un tallo subterráneo que se ramifica y forma nudos, de donde salen las raíces y los brotes. El rizoma tiene un sabor picante y aromático, y se puede consumir fresco, seco, en polvo, en infusiones, en jugos, en vinagres, en salsas, en dulces o en platos salados.
El jengibre tiene muchas propiedades medicinales, entre las que destacan:
- Es un potente antiinflamatorio y analgésico natural, que ayuda a aliviar el dolor de cabeza, muscular, articular o menstrual.
- Es un excelente remedio para las náuseas, los vómitos, el mareo y el malestar estomacal.
- Estimula la digestión y previene la formación de gases intestinales.
- Tiene efecto termogénico, es decir, aumenta la temperatura corporal y favorece la quema de grasas.
- Refuerza el sistema inmunológico y ayuda a prevenir y combatir los resfriados, las gripes y las infecciones respiratorias.
- Tiene acción antioxidante y protege las células del daño causado por los radicales libres.
- Mejora la circulación sanguínea y previene la formación de coágulos.
- Regula los niveles de azúcar en sangre y previene la diabetes.
- Tiene efecto afrodisíaco y mejora la libido.
¿Qué se necesita para cultivar jengibre?
Para cultivar jengibre en casa solo se necesita:
- Un trozo de rizoma de jengibre fresco, preferiblemente orgánico. Se puede comprar en el supermercado o en una tienda especializada. Lo ideal es elegir uno que tenga varios brotes o "ojos" verdes o amarillos, que indican que está vivo y listo para germinar. Si sabes cómo pedirle acude a la feria o mercado cercano y pregunta en tu tienda abarrotes o verdura de preferencia.
- Una maceta grande y profunda, con agujeros de drenaje. El tamaño dependerá de la cantidad de jengibre que se quiera cultivar. Como referencia, se puede usar una maceta de unos 30 cm de diámetro y 20 cm de profundidad para un trozo de rizoma de unos 10 cm de largo.
- Un sustrato ligero, suelto y rico en materia orgánica. Se puede usar una mezcla de tierra de jardín, compost o humus de lombriz y arena o perlita. El pH debe ser ligeramente ácido, entre 5.5 y 6.5.
- Agua. El jengibre necesita un riego regular pero moderado, sin encharcar el sustrato ni dejarlo secar completamente. Se recomienda usar agua a temperatura ambiente y sin cloro.
- Luz. El jengibre necesita una exposición luminosa pero sin sol directo. Se puede colocar la maceta en un lugar con sombra parcial o filtrada por una cortina o una malla.
- Temperatura. El jengibre es una planta tropical que necesita calor para crecer bien. La temperatura ideal es entre 20 y 30 ºC. No tolera el frío ni las heladas. Si se vive en un clima frío, se puede cultivar el jengibre en interior o protegerlo con un plástico o un acolchado durante el invierno.
¿Cómo se cultiva el jengibre paso a paso?
Los pasos para cultivar el jengibre son los siguientes:
1. Cortar el rizoma de jengibre en trozos pequeños, cada uno con al menos un brote o "ojo". Se puede pelar o dejar con la piel, según se prefiera. Dejar secar los trozos al aire durante unas horas o un día, para que cicatricen y eviten el riesgo de pudrición.
2. Llenar la maceta con el sustrato, dejando unos 5 cm libres en la parte superior. Humedecer el sustrato con agua, sin encharcarlo.
3. Colocar los trozos de jengibre sobre el sustrato, con los brotes hacia arriba. Cubrirlos ligeramente con una capa de sustrato, de unos 2 o 3 cm de grosor. No enterrarlos demasiado, para que puedan respirar y germinar.
4. Regar de nuevo con cuidado, para asentar el sustrato y los trozos de jengibre. Colocar la maceta en un lugar cálido y luminoso, pero sin sol directo.
5. Mantener el sustrato húmedo pero no empapado, regando cada vez que se note seco al tacto. Evitar el exceso o la falta de agua, que pueden dañar el jengibre.
6. Esperar a que aparezcan los primeros brotes verdes, que pueden tardar entre 2 a 4 semanas, según las condiciones ambientales. Cuando salgan, se puede trasladar la maceta a un lugar con más luz, pero siempre evitando el sol directo.
7. Abonar el jengibre cada 15 o 20 días, desde la primavera hasta el otoño, con un fertilizante orgánico líquido, como el té de compost o el purín de ortiga. Diluir el fertilizante en agua según las indicaciones del fabricante y aplicarlo con el riego.
8. Controlar las posibles plagas y enfermedades que puedan afectar al jengibre, como los ácaros, los pulgones, las cochinillas, los hongos o las bacterias. Se pueden prevenir y combatir con remedios ecológicos, como el jabón potásico, el aceite de neem o el bicarbonato de sodio.
9. Cosechar el jengibre cuando se desee, según el uso que se le quiera dar. Se puede cosechar todo el rizoma o solo una parte, cortando con cuidado y dejando el resto en la maceta para que siga creciendo. El jengibre se puede cosechar a partir de los 4 o 5 meses de cultivo, aunque si se espera más tiempo tendrá más sabor y tamaño.
¿Cómo se conserva y se usa el jengibre?
El jengibre se puede conservar de varias formas:
Fresco: Se puede guardar en la nevera durante unas semanas, envuelto en papel de cocina o en una bolsa de plástico perforada. También se puede congelar en trozos o rallado, y usarlo directamente sin descongelar.
Seco: Se puede secar al sol o al horno, cortado en rodajas finas o rallado. Una vez seco, se puede guardar en un frasco hermético durante meses o molerlo para obtener polvo de jengibre.
En vinagre: Se puede conservar en vinagre de arroz o de manzana, cortado en rodajas finas y añadiendo azúcar al gusto. Se deja macerar durante unos días y se guarda en la nevera durante meses. Es típico de la cocina japonesa y se usa para acompañar el sushi.
En almíbar: Se puede conservar en almíbar de azúcar o miel, cortado en trozos pequeños y cocido a fuego lento hasta que quede tierno y caramelizado. Se guarda en un frasco esterilizado y se consume como un dulce o un postre.