Jardinería
¡Hasta para aventar al aire! Aprende a cultivar tomate y coséchalo desde la comodidad de tu hogar
Aprende a cultivar tomate, uno de los vegetales más utilizados dentro de la cocina diaria, con estos sencillos pasos.Los tomates son una de las hortalizas más populares y versátiles que podemos cultivar en casa. Además de ser muy nutritivos y sabrosos, los tomates nos ofrecen la posibilidad de disfrutar de diferentes variedades, colores y formas. Sin embargo, para obtener una buena cosecha de tomates, es necesario seguir algunos consejos y cuidados básicos que te explicaremos a continuación.
Lo primero que debes hacer es elegir el lugar donde vas a plantar tus tomates. Lo ideal es que sea un sitio con mucha luz solar, al menos 6 horas al día, y que tenga una buena ventilación y drenaje. También puedes cultivar tomates en macetas o contenedores, siempre que tengan un tamaño adecuado y un sustrato rico en materia orgánica.
El siguiente paso es preparar el suelo o el sustrato. Los tomates prefieren un suelo ligeramente ácido, con un pH entre 6 y 6.8, y con un buen aporte de nutrientes, especialmente de nitrógeno, fósforo y potasio. Puedes mejorar la calidad del suelo añadiendo compost, humus de lombriz o estiércol bien descompuesto. También es conveniente hacer un acolchado o mulching con paja, hojas secas o corteza de pino para mantener la humedad y evitar las malas hierbas.
El momento de la siembra dependerá del clima de tu zona y de la variedad de tomate que elijas. En general, se recomienda sembrar los tomates a finales del invierno o principios de la primavera, cuando las heladas hayan pasado y las temperaturas sean más cálidas. Puedes sembrar las semillas directamente en el suelo o en semilleros, y luego trasplantar las plántulas cuando tengan unas 4 hojas verdaderas.
La distancia entre las plantas dependerá del tipo de tomate que cultives, pero como norma general se recomienda dejar unos 50 cm entre cada planta y unos 70 cm entre cada hilera. Al plantar los tomates, entierra el tallo hasta las primeras hojas para favorecer el desarrollo de raíces laterales. También puedes colocar un tutor o una caña junto a cada planta para sostenerla y evitar que se doble o se rompa.
El riego es uno de los aspectos más importantes para el cultivo del tomate. Debes regar tus tomates con frecuencia y abundancia, pero sin encharcar el suelo ni mojar las hojas. Lo ideal es regar por la mañana o por la tarde, evitando las horas de más calor. También puedes instalar un sistema de riego por goteo para ahorrar agua y optimizar el riego.
El abonado también es fundamental para obtener unos tomates sanos y sabrosos. Puedes abonar tus tomates cada 15 días con un fertilizante orgánico líquido, como el té de compost o el purín de ortiga. También puedes aplicar un abono granulado al inicio del cultivo y otro al inicio de la floración. Evita los abonos químicos o con exceso de nitrógeno, ya que pueden provocar enfermedades o reducir el sabor de los tomates.
La poda es otro cuidado que debes realizar si quieres mejorar la producción y la calidad de tus tomates. La poda consiste en eliminar los brotes laterales o chupones que salen en las axilas de las hojas, ya que consumen energía y recursos que podrían destinarse a los frutos. También puedes eliminar las hojas inferiores que estén amarillas, secas o enfermas.
La cosecha dependerá de la variedad que hayas elegido y del grado de madurez que prefieras. En general, se recomienda cosechar los tomates cuando tengan un color uniforme y una textura firme pero ligeramente blanda al tacto. Puedes cortar los tomates con unas tijeras o un cuchillo afilado, dejando un pequeño pedúnculo para conservarlos mejor.