Los 4 puntos claves para que tu limonero estalle de jugosos limones todo el año

Contar con varias plantas y flores en el patio de jardín ayudan a mejorar y decorar el ambiente de casa, aunque un árbol de frutas viene mejor. En ese caso, cuando se trata de un limonero, la mayoría de las personas no sabe cuales son los cuidados que permiten su crecimiento saludable. Por suerte, esto se resume en sólo cuatro consejos importantes para el árbol de limón, como el uso del abono orgánico.

Abono orgánico:

Para el primer punto clave para el buen crecimiento del árbol de limón, tendremos que elaborar un abono orgánico desde casa. Tal como lo indica su nombre, su preparación es netamente casera, hecha a base de productos considerados como basura como restos de verduras o frutas y de otras plantas. Al utilizarlo sobre el suelo, éste aporta una gran cantidad de nutrientes que favorecen su crecimiento.

Riego equilibrado:

Además de tomar en cuenta al abono orgánico, el árbol de limón sigue un riego que debe cumplirse como corresponde. Por lo general, requieren de agua de forma abundante y regular durante el verano y la primavera. Sin embargo, a diferencia de otras especies o plantas, si el suelo en el que está enterrado siempre se mantiene húmedo, es posible que afecte el estado de las raíces, lo cual se traduce en su posible muerte.

Poda y mantenimiento diario:

Para el tercer consejo para el árbol de limón es importante realizar tareas periódicas para  su mantenimiento. A diferencia de otras plantas, este necesita de un poda regular que facilite la circulación de aire y su crecimiento hasta alcanzar una mayor altura. Si bien haremos uso del abono orgánico para protegerlo, al momento de dar frutos, algunos pueden estar en mal estado, por lo que es necesario desecharlos.

Evitar las heladas:

En el último consejo, sin hacer énfasis en el abono orgánico, hablamos sobre el clima ideal que necesita el árbol de limón para sobrevivir. Al igual que otras flores y plantas, no soporta los ambientes fríos ni mucho menos las heladas, por lo que deben ser protegidas de forma externa. Por ejemplo, el uso de mallas o telas especiales durante las noches, sirven como sistemas para retener el calor por mucho tiempo.