Cómo es el ritual para atraer la abundancia y recompensar tu esfuerzo, según el Feng Shui

El origen de las creencias populares se remonta desde hace varios años atrás, con el fin de dar una respuesta acerca de los fenómenos naturales. De esta forma, hoy en día se mantienen ritos y costumbres de religiones u otras actividades que sirven como guías espirituales para las personas. En este caso, hablamos sobre los efectos positivos del Feng Shui a través de un ritual capaz de mejorar la abundancia personal.

Cuando hablamos del Feng Shui, nos referimos a un estilo de vida que señala la importancia de los objetos que nos rodean, como su color y disposición. Según esto, sus efectos se expresan en las energías positivas y negativas, que llegan de formas diferentes. Para comprobarlo, es posible realizar un sencillo ritual para atraer la abundancia y la suerte en un contexto desfavorable.

¿En qué consiste este ritual de la abundancia?

Un ritual se realiza con objetivos específicos, como atraer las energías positivas o cumplir un deseo personal. Sea cual sea el objetivo, el Feng Shui señala que esto es posible cuando se emplean los objetos y pasos correctos. Por ello, quienes pasan por una situación económica compleja o falta de buena suerte, es momento de cambiarlo con el ritual de la abundancia.

Acerca de este ritual, el objeto protagonista será un conocido ingrediente de cocina, la hoja de laurel. Por extraño que parezca, el Feng Shui considera que este objeto provee efectos positivos para la abundancia y el dinero, lo cual puede ser comprobado desde la antigüedad tanto en medicina como un símbolo de éxito. En este caso, esta acción tiene un fin protector de malas energías y el incremento de la prosperidad personal. 

Elementos:

• 3 hojas de laurel frescas
• El zapato derecho

Para dar inicio a este ritual del Feng Shui, debemos elegir las mejores hojas de laurel y así evitar desperfectos en el procedimiento espiritual. Una vez recolectadas, procedemos a escribir los deseos más profundos en relación a la abundancia y luego, lo doblamos a la mitad. Por último, colocamos todas en el calzado derecho, ya sea bajo las plantillas o entre los dedos del pie, que utilizaremos por unas horas al día.