Cuáles son las aves que deberías atraer a tu jardín para acabar con las garrapatas

Las garrapatas, una amenaza silenciosa en jardines residenciales, preocupan a muchos propietarios de casas con áreas verdes. Aunque comúnmente asociadas con los bosques, estos parásitos pueden aparecer también en entornos urbanos, y una vez que se detectan, se convierten en una fuente constante de preocupación, especialmente durante los meses de buen clima. Estos diminutos invasores, al adherirse a humanos o mascotas, pueden liberar sustancias tóxicas en el organismo, lo que agrava su peligrosidad.

Para reducir la presencia de garrapatas en el jardín, expertos en control de plagas recomiendan una estrategia basada en la naturaleza: atraer a sus depredadores naturales. Entre estos se encuentran varias especies de aves, así como gallinas y gallinetas, que se alimentan de garrapatas.

Colocar comederos en áreas estratégicas, como cerca de zonas con hierba alta o en las cercanías de un bosque, puede incentivar la presencia de estos animales. Los colibríes, además de ser visualmente atractivos, son excelentes aliados en esta tarea. Adicionalmente, plantar especies que proporcionen alimento a estas aves en sectores alejados de las áreas de mayor tránsito en el jardín puede ser una solución eficaz.

Otras alternativas para no tener garrapatas en tu jardín

Otra opción recomendada es la incorporación de plantas repelentes de garrapatas. Según los especialistas, la lavanda, el eucalipto, la menta y el ajo son especialmente efectivos para mantener a raya a estos parásitos. Otras especies como los crisantemos y las caléndulas, además de embellecer el jardín, ofrecen una barrera natural contra las garrapatas.

Mantener el jardín limpio, con la hierba cortada y libre de hojas caídas, no solo disminuye la presencia de garrapatas, sino también de otros insectos atraídos por la suciedad, el polvo y el agua estancada.

Si la infestación se vuelve incontrolable, o si hay niños pequeños en casa, se recomienda contactar a un exterminador profesional para evitar riesgos mayores, como infecciones que puedan afectar la salud de los residentes o sus mascotas.