Astronomía
Telescopio James Webb revela los detalles ocultos de la formación de estrellas en los 'Acantilados Cósmicos'
Astrónomos de la NASA descubrieron decenas de chorros de proto-estrellas aún en formación en uno de los semilleros estelares más importantes conocidos hasta ahora.Científicos de la NASA descubrieron en una de las primeras imágenes del Telescopio James Webb todos los secretos ocultos que hay sobre estos cúmulos estelares de polvo y gas de donde provienen las estrellas como nuestro Sol. El descubrimiento marca el inicio de una nueva era de investigación sobre cómo se forman y cómo la radiación de la estrellas masivas pueden afectar el desarrollo de otros plantas.
El Webb apuntó hacia 'Los Acantilados Cósmicos', un región ubicada dentro del gigantesco cúmulo estelar NGC 3324, pues es uno de los semilleros de estrellas más importantes conocidos hasta ahora. Las nuevas longitudes de onda, que antes no podían apreciarse por el telescopio espacial Hubble, permitieron a los estudiosos detectar chorros y flujos de salida que sólo se ven en el infrarrojo de alta resolución del James.
Después de un análisis exhaustivo de una longitud de onda específica de luz infrarroja, los astrónomos descubrieron dos docenas de chorros de estrellas jóvenes que hasta entonces eran desconocidos. Las imágenes dibujan desde pequeñas hasta gigantes fuentes burbujeantes de radiación que se extienden a año luz de las estrellas en formación. Muchas de estas proto-estrellas (aún en formación) están rumbo a convertirse en formación de baja masa, como nuestro propio Sol.
"Lo que Webb nos ofrece es una instantánea en el tiempo para ver cuánta formación estelar se está produciendo en lo que podría ser un rincón más típico del universo que no habíamos podido ver antes", afirmó la astrónoma Megan Reiter de la Universidad Rice de Houston (Texas), quien dirigió el estudio.
Cuando las estrellas están en formación, recogen material del gas y el polvo que los rodean en estas nebulosas, la mayoría de ellas expulsan una fracción de ese material en forma de chorros (de hidrógeno molecular) que actúan como un chorro de agua cayendo sobre un cúmulo de burbujas y jabón en el lavabo o en la bañera de tu casa, o como un quitanieves arrasando el entorno circundante. En las observaciones de Webb se aprecia el hidrógeno molecular arrastrado y excitado por estos chorros.
"Este tipo de chorros son indicadores de la parte más emocionante del proceso de formación estelar. Sólo los vemos durante una breve ventana de tiempo en la que la proto-estrella está en pleno proceso de acreción", explicó Nathan Smith, coautor del estudio y miembro de la Universidad de Arizona en Tucson.
"Esto abre la puerta a lo que será posible en términos de observación de estas poblaciones de estrellas recién nacidas en entornos bastante típicos del universo que han sido invisibles hasta la aparición del Telescopio Espacial James Webb", añadió Reiter. "Ahora sabemos dónde mirar a continuación para explorar qué variables son importantes para la formación de estrellas similares al Sol".
Este período de formación estelar muy temprana es especialmente difícil de captar porque, para cada estrella individual, se trata de un acontecimiento relativamente fugaz: sólo unos pocos miles a 10.000 años en medio de un proceso de formación estelar de varios millones de años.
"En la imagen publicada por primera vez en julio, se ven indicios de esta actividad, pero estos chorros sólo son visibles cuando se realiza una inmersión profunda, diseccionando los datos de cada uno de los diferentes filtros y analizando cada área por separado", explicó Jon Morse, miembro del equipo del Instituto de Tecnología de California en Pasadena. "Es como encontrar un tesoro enterrado".