Estudios científicos
La ketamina y la terapia puede ayudar a las personas a lidiar con el alcoholismo, según investigación
Este nuevo tratamiento es parte de una nueva ola de estudio que implementan sustancia psicodélicas y terapia en el tratamiento contra las enfermedades psicológicas o mentales.El alcoholismo es una de las enfermedades más frecuentes entre la población mundial, pero un peculiar tratamiento podría traer esperanzas para millones de personas cuya dependencia a la ingesta de bebidas alcohólicas puede acabar con sus vidas. Se trata de la ketamina, una droga disociativa con alto potencial alucinógeno que se comercializa como anestésico inyectable de corta duración en los Estados Unidos desde 1970, según la DEA.
El uso de esta droga, cuyo uno de sus componente se aprobó por la FDA para un cierto tipo de tratamiento para la depresión en 2019, y la terapia psicológica podrían ayudar al control de los trastornos más graves por consumo del alcohol. Algunos de estos psicodélicos como el MDMA y la psilocibina (ingrediente activo de la zetas alucinógenas) forman parte de varios estudios para abordar los problemas de la salud mental que van desde la depresión hasta el trastorno de estrés postraumático.
La profesora Celia Morgan, de la Universidad de Exeter, quien dirige el ensayo, afirmó que las personas con problemas de alcoholismo pueden tener dificultades para someterse a intervenciones psicológicas, pero que la ketamina podría ayudarles. "Nuestro modelo consiste en utilizar la ketamina como catalizador de la terapia", afirmó.
Un estudio previo realizado por el mismo equipo llamado 'Ketamine for Reduction of Alcohol Relapse (Kare)', sugirió que las personas con trastornos graves por el consumo de esta sustancia que recibieron ketamina junto con terapia psicológica, tenían más probabilidades de no tomar ni una sola gota de alcohol durante seis meses, a comparación de las personas que recibieron un placebo.
"Este ensayo de fase 3 pretende hallar pruebas definitivas de este efecto, de modo que, con un poco de suerte, podamos extender este tratamiento a los pacientes y al Servicio Nacional de Salud", afirmó Morgan.
Otros ensayos similares con un tratamiento basado en la ketamina se centraron algunos en bebedores sociales y utilizaron una intervención puntal de alteración de la memoria, pero en este caso se llevará a cabo en siete centros del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido con un total de 280 personas con alcoholismo, uno de los grupos más difíciles de tratar y el más propenso a recaer, según la profesora.
La mitad de ellos recibirán tres infusiones distintas de una dosis muy baja de ketamina (0.01 mg) durante un periodo de dos meses, en conjunto con sesiones educativas sobre relajación y los efectos nocivos del alcohol, antes y después de cada dosis. Al final del periodo de intervención tendrás una última sesión instructiva.
Los expertos creen que las dosis pequeñas no tendrán mucho efecto terapéutico, pero ayudaría a que los participantes desconocieran en cuál de los dos grupos estaban, lo que controlaría los efectos del placebo.
En el grupo dos, recibir tres infusiones pero con una dosis mucho mayor (0.8 mg), acompañadas de sietes sesiones de terapia psicológica. El nivel de ketamina en estas dosis es comparable con el de una recreativa, según Morgan. "En nuestro estudio de prueba de concepto, la gente experimentaba cosas bastante inusuales, como experiencias extracorpóreas y la sensación de que tenían percepciones y epifanías sobre su vida", afirmó.
La experiencia psicodélica podría ser útil para cambiar la perspectiva sobre el consumo de alcohol en los participantes y ver sus consecuencias de otra manera. La ketamina también podría fomentar el crecimiento de nuevas sinapsis en el cerebro, que alcanza su punto álgido 24 horas después del consumo. "Programamos una de nuestras terapias psicológicas para que el cerebro esté realmente preparado para un nuevo aprendizaje", explicó.
Los grupos estarán bajo observación a los primeros tres meses y después a seis, en este periodo se medirá su consumo de alcohol mediante una combinación de autoinformes, alcoholímetros instalados en teléfonos inteligentes y dispositivos portátiles. Se esperan diferencias en la abstinencia durante los primeros seis meses. Morgan remarcó que estos ensayos estarán controlados y se llevarán a cabo en condiciones seguras, junto con la terapia.