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¿Por qué siempre vemos la misma cara de la Luna? La NASA lo explica de esta manera

¿Alguna vez te haz preguntado por qué la Luna nunca nos da la espalda? La NASA sí y esta es su explicación para este fenómeno.
martes, 6 de diciembre de 2022 · 23:11

La Luna nunca nos da la espalda, algo así como una bailarina que gira en círculos pero siempre de frente a su pareja, según la NASA. Si alguna vez te has preguntado por qué siempre vemos la misma cara de nuestro satélite natural, la agencia espacial estadounidense tiene la repuesta. 

Este fenómeno se le conoce cómo "bloqueo sincrónico de marea", "acoplamiento de marea" o "rotación sincrónica". Es un principio muy común que causa que la cara de un objeto astronómico siempre esté fijada a otro, tal como nuestra Luna. Parecería una coincidencia extraña pero es bastante común en muchos planetas que inclusive están fuera de nuestro sistema solar y que están unidos a sus estrellas por el efecto de las mareas. 

Esta dinámica comenzó cuando nació la Luna. Se cree que se formó cuando un objeto gigante impactó contra la Tierra, lo que provocó que mucho del material de nuestro planeta saliera disparado al espacio. Todo el material comenzó a girar de manera salvaje mientras su forma comenzó a cambiar a medida que se acercaba al campo gravitacional de la Tierra y a girar alrededor de ella. Esta atracción fue la encargada de distorsionar esta masa y convertirla en un balón blanco de tonalidades grises que conocemos hoy en día. 

Una parte de la Luna que era atraída hacia la Tierra durante este periodo de formación se desplazó a medida que giraba, pero siempre con un retraso, puesto que se necesitaba tiempo para todo el material ascendiera y luego descendiera. La NASA explica que "esta protuberancia de la Luna estaba siempre un poco desalineada con respecto a la Tierra, pero siempre atraída hacia su alineación por la gravedad". Cuando la Luna empezó a curvarse y fluía en un 'estira y afloja' se liberaba energía en forma de calor. Todo ese disparo de energía empezó a ralentizar la Luna hasta llegar al punto que un sólo giro sobre su propio eje llevaba el mismo tiempo que un viaje alrededor de la Tierra.

Un vez en este estado, la protuberancia de la Luna ya no se desplazaba con respecto a la Tierra, por lo que ya no era necesario disipar más energía mediante este proceso concreto y la velocidad de giro dejó de cambiar. Cuando se ralentizó su rotación, se añadía energía a la órbita lunar por fuerzas de marea similares en este proceso, haciendo inclusive que la Luna se alejara lentamente de la Tierra. Algo que hasta la fecha no ha dejado de hacer.

Cada año la Luna se aleja de nosotros al menos 4 cm y mientras más avanza lo hace con menos fuerza. Los expertos afirman que la energía que la impulsa hacia afuera proviene de los océanos de nuestro planeta, que se 'abultan' en respuesta a la gravedad de la Luna y ejercer su propia atracción gravitatoria sobre ella. Esta interacción inclusive ralentiza la misma rotación de la Tierra y crea fuerzas que cambiar la velocidad en que gira la Luna, lo que hace que se aleje más en el espacio. 

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