Drácula

¿Quién fue Vlad Tepes? El sanguinario tirano que inspiró la novela del conde Drácula

Drácula, el vampiro chupa sangre más famoso del mundo, fue en realidad un príncipe velaco de nombre Vlad Tepes cuyo régimen tiránico pasó a la historia por su extrema crueldad y la defensa de su nación.
viernes, 26 de mayo de 2023 · 21:19

Drácula es uno de los personajes más famosos de la literatura de terror y fantasía, su nombre y figura trascendieron siglos después de su creación y hoy en día es uno de los muchos referentes de la cultura popular. El personaje de Drácula ha sido adaptado al cine, al teatro, a la televisión y a los cómics y aún que fascina y aterroriza a muchas generaciones de lectores y espectadores, su verdadera historia no se basa en beber sangre del cuello de otros. 

A diferencia de muchas creencias, su origen se remonta en una figura histórica real: Vlad Tepes (Vlad III), el príncipe de Valaquia, región de Rumania, que vivió en el siglo XV y que ganó la reputación de ser uno de los gobernantes más crueles y sanguinarios de la historia, de ahí su nombre Vlad 'El Empalador'

Vlad Tepes nació entre 1428 o 1431 (según varias fuentes) en Sighi?oara, Transilvania, que entonces formaba parte del reino de Hungría. Su padre era Vlad II Dracul, que había ingresado en la 'Orden del Dragón', una alianza militar cristiana contra los otomanos. Por eso, su hijo recibió el apodo de Draculea, que significa "hijo del dragón" o "hijo del diablo" en rumano.

En 1442, Vlad y su hermano menor Radu fueron entregados como rehenes al sultán otomano Murad II para asegurar la lealtad de su padre. Allí permanecieron varios años, aprendiendo la lengua y la cultura turcas, pero también sufriendo maltratos y abusos. Mientras tanto, su padre y su hermano mayor Mircea fueron asesinados por los nobles valacos aliados con Hungría en 1447.

Vlad escapó de su cautiverio y reclamó el trono de Valaquia con el apoyo de los otomanos. Sin embargo, tuvo que enfrentarse a Vladislao II, el candidato respaldado por Hungría. Después de una breve guerra, Vlad fue derrotado y tuvo que huir a Moldavia y luego a Hungría.

En 1456, aprovechando la ausencia de Vladislao II, que estaba luchando contra los otomanos, Vlad invadió Valaquia con el apoyo del regente húngaro Juan Hunyadi. Esta vez logró vencer a su rival y ocupar el trono. A partir de entonces, inició una política de consolidación de su poder y defensa de su territorio frente a cualquier amenaza externas e internas.

Vlad se hizo famoso por su crueldad con el enemigo, especialmente con los otomanos y los sajones transilvanos. Su método favorito de ejecución era el empalamiento, que consistía en atravesar a la víctima con una estaca de madera por el ano o el vientre hasta la boca o el pecho. Se dice que empaló a unas 100 mil personas en sus siete años de gobierno. También se le atribuyen otras atrocidades, como quemar aldeas enteras, torturar a sus prisioneros o beber la sangre de sus víctimas.

Su mayor desafío fue enfrentarse al sultán Mehmed II, que había conquistado Constantinopla en 1453 y pretendía someter a Valaquia. En 1462, Mehmed invadió el principado con un ejército de unos 150 mil hombres. Vlad no pudo resistir el asedio y optó por una estrategia de guerrilla y tierra quemada. En una noche, lanzó un ataque sorpresa contra el campamento otomano y estuvo a punto de matar al sultán. Al día siguiente, Mehmed encontró un bosque de estacas con miles de cadáveres empalados, lo que le causó un gran horror y le hizo retroceder.

Sin embargo, Vlad no pudo disfrutar de su victoria. Su hermano Radu, que se había convertido al islam y era fiel a los otomanos, lo traicionó y se alió con los nobles valacos descontentos con su tiranía. Vlad tuvo que huir nuevamente a Hungría, donde fue encarcelado por orden del rey Matías Corvino bajo la acusación de traición.

Vlad recuperó su libertad en 1474 y se casó con Justina Szilágyi, una pariente del rey húngaro. Intentó recuperar el trono de Valaquia con el apoyo de Moldavia, pero fue derrotado y murió a causa de los otomanos en diciembre de 1476 o enero de 1477. Su cabeza fue enviada al sultán como trofeo y su cuerpo fue enterrado en el monasterio de Comana.

La figura de Vlad Tepes pasó a la historia como un héroe nacional rumano que defendió su patria contra los invasores turcos y como un tirano sádico que sembró el terror entre sus súbditos. Pero su fama trascendió las fronteras gracias a las crónicas alemanas y rusas que relataban sus atrocidades con todo lujo de detalles.

El escritor irlandés Bram Stoker se inspiró en la vida y el nombre de Vlad Tepes para crear al personaje del conde Drácula, el vampiro protagonista de su novela homónima publicada en 1897. Stoker combinó las leyendas centroeuropeas sobre vampiros y no muertos con algunos datos históricos sobre Vlad Tepes para dar vida a uno de los iconos más populares del terror gótico.

La verdadera historia de Drácula habla sobre un príncipe valaco que luchó por mantener su independencia frente a las potencias vecinas y que dejó una huella imborrable en la memoria colectiva por su crueldad sin límites.