Premios Óscar 2023
'The Whale' (La Ballena): la repugnante e inspiradora película de Brendan Fraser |Reseña, análisis y críticas
'The Whale', la película protagonizada por Brendan Fraser y dirigida por Darren Aronofsky, está basada en la historia escrita por Samuel D. Hunter. ¿Por qué algunas personas la aman y otras la detestan? Aquí te contamos.Una mujer llora conmovida mientras el hombre a su lado se incomoda en el asiento y desea salir de la sala de cine al sentir asco frente a las escenas de The Whale, la película interpretada por un irreconocible, pero extraordinario Brendan Fraser y dirigida por Darren Aronofsky. La Ballena provoca emociones antagónicas: unos la aman y otros… la repudian.
“¿Soy repugnante?”, pregunta Charlie, un hombre de 300 kilogramos incapaz de moverse sin ayuda y quien carga, además de su peso, una historia de rechazo, abandono y soledad. Es Brendan Fraser bajo una botarga, con el rostro hinchado, los ojos melancólicos y una actuación que le ha valido la nominación a Mejor Actor en los Premios Óscar este 2023.
En la sala de cine, los espectadores ya saben la reseña de la película: un hombre obeso que trata de reconciliarse con su hija adolescente. Lo que no imaginan es la claustrofobia que va subiendo de intensidad conforme el tiempo avanza y se ve al protagonista atrapado, más que en un sillón, en un cuerpo amorfo y desagradable. Es posible que las escenas detonen la gordofobia, nuestra aversión velada por la exigencia de la inclusión social, pero enfrentada a los estereotipos de la belleza.
“No me interesa ser salvado”, admite Charlie y ratifica su declaración con cada mordida voraz y asquerosa a una pizza o a un gigantesco sandwich baguette.
El suicida está muriendo y, casi como última voluntad, busca a su hija Ellie, interpretada por la joven actriz Sadie Sink, quien confesó, antes de los ensayos de filmación, que no conocía a Brendan Fraser ni había visto sus películas.
La actuación de Sadie es insulsa, aún con las groserías, los gritos y reclamos de la hija adolesente que aborrece al padre por abandonarla a ella y a su madre para buscar el amor.
Sadie se esfuerza en conectar con ese odio, con el rencor, y tal vez lo logre en una escena en la que le sopla el humo del cigarro a la cara del desahuciado Charlie: “Ya muérete de una vez”, le ordena.
La historia camina lento y parece que en vez de una sala de cine, estuviéramos en las butacas de un teatro, y no es casualidad, pues está basada en la obra escrita por Samuel D. Hunter, con su misma mala adaptación para la pantalla grande.
Y aunque conforme avanza la película se esfuma la esperanza de que Charlie se salve, hay un personaje que parece intentarlo: un falso predicador de una secta, con la falsa intención de salvar almas (a no ser la suya) y quien entra muy forzado en la trama.
En la sala oscura del cine, las emociones permanecen contenidas. Los espectadores resisten, entre incomodidades o profunda conmoción. “Es una película deprimente y sensiblera”, se oye decir a alguien al término de la función.
Sin embargo, para otras personas, la historia llama a ser auténticos o mostrarse tal como se es, a admitir que cada uno de nosotros cargamos con bastante porquería que vamos ocultando, que nos vamos comiendo hasta enfermar.
“Nadie tiene el poder de salvar a otra persona”, es la lección que más me gustó de The Whale, pues, bajo esa premisa, no podemos juzgar a los demás, pero sí podemos salvarnos a nosotros mismos.
Ve AQUÍ el tráiler de la película The Whale